Reseña
Del 68 tenemos la memoria indeleble del
sacrificio de los jóvenes en Tlatelolco, así como los testimonios de algunos de los actores. Pero del
68 se nos ha olvidado algo, precisamente lo más
importante, justo lo que se quiso ahogar a sangre
y fuego: el estallido de vitalidad, de creatividad,
de –en una palabra– imaginación que de pronto
sacudió a un país autoritario, hipócrita, mortecino
y encerrado en sí mismo. El poder mató a los jóvenes y atemorizó al país argumentando que era víctima de una
conspiración: a ratos comunista, a ratos de la
CIA, a ratos de los “filósofos de la destrucción” y,
en todos los casos, de los “enemigos de México”.
Pero el Poder no enfrentaba ningún enemigo
conspirativo; quien lo desafiaba era más bien su
Imaginación: el deseo de pensar de un modo
diferente, las ganas de vivir de una manera distinta,
la necesidad de discutir y la voluntad de disentir. Mucho de lo que se vivió aquel año ha quedado extraviado en los recuerdos individuales
y opacado, desde luego, por la violencia asesina
del gobierno. Pero permanece escrito con todas
sus letras –tan fresco como hace cincuenta años–
un testimonio invaluable de la época: lo que se
opinó, lo que se consignó, lo que se criticó, lo que
se tradujo (de Francia, Argelia, Checoslovaquia,
Estados Unidos, etcétera); en suma, todo lo que
se reflejó y se aventuró, en unos pocos medios, del
espíritu del momento. En esta nueva edición, con un prólogo que establece el contraste y los paralelos entre el México
de hace cincuenta años y el actual, La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 es un
libro apasionante y revelador, la fotografía nítida
de un tiempo brillantísimo de la juventud, de la
intelectualidad y el periodismo en México. Gracias
a la labor del novelista Jorge Volpi –que enlaza
tan discreta como diestramente las piezas
de esta historia casi olvidada–, el México
68 previo a Tlatelolco queda aquí a nuestro
alcance inmediato en todo su ilógico pero
comprensible desorden. Este libro inesperado, imprescindible y natural –elaborado por alguien que nació
en 1968–, configura una muy emocionante
Historia de Familia sin sentimentalismos y
sin fetiches, pero admirablemente dotada de
cariño crítico.