Reseña
En Ma´s alla´ del principio del placer, Freud promete introducir en la economi´a psíquica una tendencia no sujeta al principio del placer, sin embargo, queda incumplida: este principio es soberano. No obstante, siguiendo a Derrida, cuando el principio del placer toma el rostro de la pulsio´n de muerte, agresio´n o crueldad, se pueden encontrar y disen~ar rodeos que si bien no superan el li´mite, lo fisuran. Sobre esas grietas de la soberani´a del principio del placer, ya sean en el a´mbito de lo poli´tico o de lo i´ntimo, trata este libro y son, diría yo, las grietas ero´ticas. Sin embargo, las fuerzas tana´ticas so´lo se pueden resistir resistiendo, esto es, dentro de una ontologi´a del gerundio en la que la accio´n ero´tica —trabajando en la construccio´n de vías sublimatorias para la pulsio´n de muerte y que aquí propongo como accio´n política— es una tarea interminable. Podemos decir que esta tarea es imposible, pero la dificultad no deja de forjarla como algo que es imperativo hacer, esto es, una tarea imposible sigue siendo un quehacer, que nunca se completa, pero que su tiempo es el del gerundio y no el de la para´lisis. La pulsio´n de muerte es insuperable; sin embargo, vi´a la accio´n política podemos retardarla, dejarla para ma´s tarde, siempre y radicalmente para ma´s tarde. Con todo, el esfuerzo de resistencia debe ser ininterrumpido, el batallo´n ero´tico no puede tomar respiros, su duelo no es a muerte, pero sí hasta la muerte...